Después del último concierto el 21 de diciembre en la residencia de ancianos, del que quedamos todos muy satisfechos, abuelitos y cantantes, hemos decidido parar un poco pues no dábamos para más, y yo ya lo necesitaba.
Pero eso no quiere decir que dejemos cada uno de nosotros de cantar, ni mucho menos. La mayoría continuamos en otros coros. Y en cuanto todo huela a verano en Entrepinos, abran las piscinas, los niños alegren las calles, el vehículo mayoritario utilizado sea la bici, cuando subamos nuestras persianas por las mañanas y veamos alguna ardilla buscando algún desayuno apetitoso, esto es, cuando cambiemos nuestra residencia habitual a esa maravillosa urbanización, de nuevo estaremos cantando y cantando, como si nos fuera la vida en ello, eso sí, y sin pasarse en los ensayos nunca las agujas del reloj de las 9 de la noche, ¡pandilla de alumnos pillines que tengo!
Colgaremos cosas de todas formas de vez en cuando, ¿vale?
Besazos
Celia
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